09 agosto 2014

LA REFORMA EDUCATIVA DE ENRIQUE PEÑA NIETO

Lo que no es la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto es una verdadera reforma educativa. Se trata, sí, como lo han dicho sus impugnadores y diversos especialistas en el tema, de una reforma laboral aplicada al sector educativo; es decir, de la imposición de un cambio drástico en las condiciones de trabajo de los maestros en las relaciones entre el Estado y el sector magisterial y, por extensión, en las condiciones de la convivencia social. Que haya reacciones de rechazo y radicalización dentro del sector magisterial no debiera, entonces, asombrar, cuando esta reforma es producto de un arreglo entre las cúpulas partidarias que operan dentro del Congreso de la Unión y las legislaturas estatales, y no de una discusión nacional -en la que necesariamente tendrían que expresarse los profesores, así como los padres de familia y los expertos en pedagogía- de las necesidades y prioridades para el sector educativo.

Las recientes reformas a los artículos tercero y 73º constitucionales, no establecen más lineamientos para el proceso de educación básica que los que ya existían en la fracción II del primero de ellos. No elevan a nivel constitucional al sistema de planeación educativa como condición indispensable para la determinación de las prioridades y la asignación de recursos; pero sí al sistema nacional de evaluación educativa y, de manera asombrosa y a contracorriente de la técnica jurídica, al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, INEE, y su forma de integración.

Que se trata de reformas de naturaleza política y no de interés educativo, se patentiza en el hecho de que vienen a establecer incluso la forma de elección de la Junta de Gobierno de esa institución. Los cinco miembros de ese órgano serán designados por una mayoría calificada del Senado a partir de las ternas presentadas por el jefe del Ejecutivo. Pero si esa Cámara no resolviere en el plazo de treinta días, el Ejecutivo podrá designar los integrantes de la Junta. Igualmente, si el Senado (o la Comisión Permanente en periodos de receso legislativo) rechazare una terna, el Ejecutivo presentará una segunda; y si ésta también fuere rechazada, el Ejecutivo podrá hacer directamente la designación del miembro o miembros de la Junta que estén vacantes. Bastará así, que el Ejecutivo envíe sus ternas con elementos polémicos o impresentables para que sean rechazados o no alcancen el consenso requerido y poder así hacer la designación directa de los miembros de la Junta de Gobierno de la institución evaluadora. Este mecanismo de restitución del presidencialismo fuerte -entre otros en curso y por venir- es el resultado neto del cacareado Pacto por México como acuerdo cupular entre el gobierno y las dirigencias del PRI, el PAN y el PRD.

Adicionalmente, la fracción III del artículo tercero habla de establecer en la ley reglamentaria “los criterios, los términos y condiciones de la evaluación obligatoria para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio profesional con pleno respeto a los derechos constitucionales de los trabajadores de la educación”, haciendo depender la permanencia de los maestros en el empleo de los resultados de la evaluación. Pero tratándose esta última de un proceso unilateralmente administrado por el INEE, supuestamente autónomo pero en realidad como virtual órgano del Ejecutivo -pues todos los integrantes de su Junta de Gobierno pasarán por la propuesta o designación directa que éste haga-, la institución se convierte en un órgano de control político sobre el magisterio. Aprobar la “evaluación” es ahora, pues, el requisito para la conservación de la plaza.

Se somete así a los maestros de nivel básico, medio superior, técnico y politécnico, por su naturaleza de servidores públicos, a un nuevo régimen laboral no contemplado en el apartado B del artículo 123 constitucional, y que los asimila en la práctica a los del apartado A, es decir, del sector privado, donde el empleador puede evaluar constantemente el desempeño y productividad de sus trabajadores y -sobre todo con la reciente Reforma Laboral- proceder con facilidad al despido si no cumplen con sus requerimientos y expectativas. En cambio, no se otorga a los maestros las prerrogativas de los trabajadores encuadrados en este apartado, el A, como el derecho a la huelga y a la contratación colectiva. Lo que puede hacer que los recursos de amparo contra la reforma puedan proceder -y están procediendo- es precisamente este aspecto de ambigüedad en que se colocará a los profesores, desde el derecho laboral.

Los maestros movilizados de Guerrero y Oaxaca han dicho repetidamente que no se oponen en sí a la evaluación, sino a la evaluación estandarizada que los organismos de carácter nacional aplican, esto es, a que se evalúe con los mismos criterios a los profesores rurales de la sierra oaxaqueña que a los de las zonas urbanas de Baja California, Aguascalientes o el Distrito Federal, por poner algunos ejemplos. En este sentido, la reforma de Peña Nieto y Chuayffet es también regresiva contra la descentralización educativa operada desde los años noventa. Acorde con ésta, deberían ser las entidades las que establecieran, dentro de un sistema de coordinación nacional, los criterios y procedimientos para la evaluación. Ese es el núcleo de la demanda de los maestros guerrerenses a los poderes estatales de expedir una norma propia en materia educativa. ¿Para qué se procedió en las décadas anteriores a la descentralización si ahora la evaluación se va a realizar de manera centralista y homogénea?

El maestro es, antes que nada, el agente del Estado en el proceso educativo, agente a su vez generado por el mismo Estado a través de sus instituciones, las escuelas Normales. Siempre se concibió así. El responsable del proceso no es meramente el maestro -por más que su esfuerzo sea en muchos sentidos decisivo, como puede sin dificultad demostrarse-, sino el sistema en su conjunto, administrado por el Estado. Y la evaluación, sin duda necesaria, debe abarcar el conjunto del sistema, incluyendo, además de los aspectos pedagógicos y de formación de los maestros, la planeación, presupuestación, asignación de los recursos, etc.

Pero el maestro es también, de manera natural, un organizador de las comunidades. Lo ha sido en un doble sentido, desde el punto de vista político: en favor del régimen (de ahí el enorme poder del SNTE y de sus líderes, de los cuales Gordillo ha sido sólo la última, no la única) o para canalizar la inconformidad social, lo que se aprecia en el apoyo de las comunidades y padres de familias a sus movilizaciones. Lo saben los maestros y también los gobernantes. Por eso urge a estos apretar más el cincho del control corporativo y afinar la espada de Damocles sobre los disidentes mediante la conocida fórmula de premios o castigos. Pero el proceso educativo no es, no debe ser para eso.

Fuente:  Cambio de Michoacán.

02 agosto 2014

CONCIENTIZACIÓN AMBIENTAL

CONCIENTIZACIÓN AMBIENTAL =  EL CONCEPTO DE “SUSTENTABILIDAD” ES DEFINIDO COMO: MÉTODO DE RECOPILACIÓN PARA EL USO DE RECURSOS; EN DONDE ÉSTOS, NO PRESENTAN DAÑOS IRREVERSIBLES O SON PERMANENTEMENTE AGOTADOS
La educación ambiental, la educación informal
y la concientización urbana
Si la cultura de masas (como parte de una característica de una sociedad), es hoy irreprochable como dato de la realidad, ello no implica que este presente deba ser respetable e inflexible, apoyándonos siempre en que..."somos así".
Como dato de realidad, el empobrecimiento moral de nuestra cultura es muy evidente, apreciable especialmente en este desplazamiento de la responsabilidad de educar, al que ocupan como alternativa los medios de comunicación masiva en todas sus expresiones.
Educar, concientizar y capacitar a toda una sociedad (en educación formal e informal) no significa solamente transmitir un conocimiento especializado, sino apuntar a hacerle entender a la gente que nuestros actos, forman parte de nuestra cultura, que nuestra educación, se ve en nuestras acciones cotidianas, que concientizar, es actualizar conceptos para ser mejores como individuos, como sociedad, como país, y la responsabilidad no es solamente del estado, ya que hay muchísimas actitudes que dependen de uno mismo.
Se debe construir con modelos desde el hogar primero, y desde la escuela después, sin postergar el marco de compromiso que debe dar el estado al respecto.
Concientizar (nos) (ce) (los) (me)
Un programa de concientización ambiental comunitaria, debe responder a mejorar la calidad de vida de todos, y el único estimulo válido es: él haberlo logrado.
Se deben hacer propias las acciones demandadas, ya que se deben revertir numerosas conductas que hacen a una acción en cadena, …pero de los malos ejemplos.
Concientizar es corregir los malos hábitos, es modificarlos sin importar si nadie lo hace, es ser conscientes y solidarios de ello, sin tener que estar perjudicados directamente, es prevenir las probables riesgos que dependen de nosotros, es convivir con igualdad de derechos en una comunidad urbana.
Se debe concientizar a todos por igual, ya que este problema es transversal e involucra a todas las estructuras sociales; las administraciones de gobierno, la salud, la cultura, la educación, la industria, el comercio y el turismo, la comunidad educativa, la tercera edad, las entidades deportivas, los vecinos, ya que la responsabilidad depende de todos, y no se debe dar por resuelto que haya sectores que estén exentos de este aprendizaje.
La participación comunitaria.
La gente espera soluciones, pero también debe saber, que ellos, son parte del problema...por lo tanto de ellos depende, parte de las soluciones.... El hacerse cargo, es una de ellas...quién empieza primero…?
Tomemos como ejemplo urbano, a los residuos. Basureros a cielo abierto colapsados, con enérgico rechazo por parte de la sociedad a los rellenos sanitarios, o los recicladores informales (cartoneros) que, en el mejor de los casos, utilizan a la vía pública como planta separadora de residuos...
Es muy frecuente escuchar hablar sobre el rechazo que produce la implementación de un relleno sanitario que, como contrasentido, no pasa lo mismo con los basurales a cielo abierto, siendo éstos un foco de más de 40 enfermedades...Qué estamos dispuestos a hacer a cambio...?
Echar la culpa sin asumir nuestros propios compromisos son parte de una radiografía que nos pone en descubierto, y si no, veamos estos ejemplos:Si no se arrojan los residuos en la casa de uno,...por qué los arrojan en la vía pública...? Nos es útil el dar nuestros residuos a los carritos para que éstos lo tiren en "nuevos basureros a cielo abierto" siendo nosotros totalmente conscientes de ello. Justificamos a los recicladores informales a que hagan la tarea que no queremos hacer: la separación domiciliaria de los residuos que generamos, pero, sin dejar de quejarnos porque algunos de éstos, utilicen la calle como planta de separadora de residuos. La higiene en nuestro accionar urbano, va mucho más allá de un segmento social, se mire por donde se lo mire, corresponde señalar que no excuso de culpa a quien le sobran motivos para ser responsable del daño causado, pero entiendo que "todos" fuimos cómplices de este deterioro. Debemos apuntar a ser una sociedad que esté mucho mas disciplinada, que respete el derecho del prójimo (la cola de los colectivos, velocidades máximas, dar asiento a quien lo necesita, etc.) y no estar entrenados para calificar las acciones ajenas o envidiar la de otros países...hasta cuándo vamos a seguir con este absurdo...? Detengámonos en uno de ellos. A mi entender, uno de las grandes dificultades que encierra todo esto, es el problema social. La falta de contención en el hogar (en las actividades diarias, en la falta de límites a los hijos, y a los límites personales), el justificar actitudes siempre... excusándose en procederes ajenos, haciendo que éstas actitudes se parezcan más a una pandemia de los malos hábitos, que a una actitud civilizada.
El compromiso por cambiar los hábitos debería ser un acto establecido en cada familia, y si no se revierte, (apoyándose en un programa de educación informal de concientización urbana, que apunte al mejoramiento de las relaciones comunitarias) serán cambios muy difíciles de sostener, por más programa de educación ambiental o ley que la respalde. Para terminar y exponerlo de otro modo, los comportamientos comunitarios en otras sociedades, cuentan hoy con nuevos escenarios a los actuales. Habrá que preguntarse por la orientación de cada actor social (llámese gobierno, industrias, sociedades) que no quiera entenderlo y seguir con este absurdo, ....entonces habrá que preguntarse por la orientación que se quiere impartir, y por la índole de quienes la imparten..... sin demagogia, claro.